Desde que terminó la carrera en 2008, Soraya Casla tuvo claro que se centraría en los beneficios del deporte en la prevención y tratamiento de enfermedades, y más concretamente del cáncer. Se trataba de una idea pionera en España, donde a los pacientes, tras ser diagnosticados, se les aconsejaba por norma general que permanecieran en reposo y no hicieran esfuerzos.
Una recomendación que Soraya comprobó que se había dejado atrás fuera de nuestras fronteras. Para Soraya, la razón por la que países como Estados Unidos invierten tanto en la investigación y práctica deportiva es clara, “quieren ahorrar a toda costa y el ejercicio es la manera de que los pacientes estén bien lo antes posible”. Es la manera más rápida de reducir el coste por paciente.
Tenemos entre manos una herramienta muy potente, una herramienta que hace que la gente esté más sana, hay pocas cosas que tengan un impacto tan importante en la salud de las personas”
A su vuelta, puso en práctica todo lo que había aprendido y arrancó el proyecto 'Ejercicio y Cáncer', un programa que era pionero en España ya que consistía en la práctica de sesiones de ejercicio de alta intensidad con pacientes de cáncer.
Ante el cáncer, muévete
Con el paso de los años las recomendaciones de los médicos han cambiado mucho, el sedentarismo ha quedado atrás y se pide al paciente que se mueva, que corra, levante peso, incluso en pacientes que no han hecho ejercicio con anterioridad.
En la actualidad múltiples estudios avalan el impacto del ejercicio físico en el cáncer, se sabe que reduce el riesgo de padecer hasta 26 tipos de tumores, cáncer de mama, colon, próstata, endometrio, etc. Pero no solo eso: “muchas veces, aunque lo hagas todo bien hay otros factores como la genética que hace que aparezca el cáncer, pero, si tu has hecho ejercicio, cambia cómo vas a soportar los tratamientos”.
Ella adapta el entrenamiento a las necesidades de los pacientes, dependiendo del punto en el que estén en su tratamiento aumenta o disminuye la intensidad, pero insiste, aunque cueste, hay que moverse. En la actualidad los oncólogos le derivan pacientes incluso antes de empezar con el tratamiento, justo cuando han sido diagnosticados, porque saben que el estar fuertes va a suponer una ventaja cuando comiencen con la radio o la quimio.
Un avance enorme teniendo en cuenta que cuando Soraya volvió a España la tachaban de “loca del ejercicio” cuando afirmaba que los pacientes tenían que correr.
La comunidad es fundamental en la superación
La mayoría de participantes en Ejercicio y Cáncer son mujeres y la sensación de pertenencia y compañerismo que se ha creado entre ellas es para Casla parte fundamental del éxito del proyecto. “El ejercicio cambia nuestra química cerebral, nos hace ver la vida de otra manera. cambia la manera en la que nos relacionamos con los demás, mejora la capacidad de aprendizaje”, explica.
Hacen deporte, se mueven, pero también se motivan, comparten las luces y las sombras del tratamiento. “Yo no entiendo lo que es pasar por una quimio”, reconoce Soraya, que en muchas ocasiones da un paso atrás y las deja compartir confidencias mientras que corren por el parque de El Retiro.
Según van entrenando se sienten cada vez más fuertes, más seguras, más empoderadas, porque pueden correr 10 km algo que no hacían cuando no tenían cáncer o estaban viviendo una quimioterapia”
La normalización de la enfermedad es el siguiente paso. “Si sigue siendo un tabú no se va a vivir con normalidad. Yo veo lo que sufren los pacientes que no pueden ir a por sus hijos sin peluca”, reconoce. Por eso habla abiertamente de la enfermedad, del cáncer, con todas las letras, para que sus ‘chicas’ vivan una vida lo más normal posible.
