En el mundo deportivo, como en muchos otros ámbitos, siempre ha habido dos ‘teams’. En este caso los dividimos en los que se decantan en poner su alarma temprano y entrenar a primera hora, y los que prefieren hacerlo por la tarde después de su jornada laboral pero, ¿cuál es la mejor opción?
Esta cuestión ha sido y sigue siendo un debate entre los amantes y profesionales del sector deportivo ya que, el momento del día en que decidimos ejercitarnos, puede tener un impacto significativo en nuestro cuerpo y en los resultados que obtenemos de nuestro entrenamiento.
Aunque finalmente la elección del momento del entrenamiento dependerá de las preferencias personales, el estilo de vida y tiempo libre. En este artículo, te contaremos los pros y contras de entrenar en la mañana y en la tarde para ayudarte a tomar una decisión informada.
Entrenamiento a primera hora de la mañana: Despertar y moverse
Si no te cuesta nada madrugar, empezar el día con una sudadita tiene una serie de beneficios notables.
Uno de los más destacados es que puede ayudarte a establecer un tono positivo para el resto del día. “Empezar el día realizando actividad física consigue acelerar nuestro metabolismo, levantar el ánimo y reducir el estrés ya que generamos dopamina, serotonina y endorfinas", nos explica Efthalia Tsimkas, Trainer de Brooklyn Fitboxing.
El ejercicio matutino también puede mejorar la concentración y la productividad durante el día. Además, está comprobado científicamente que, quienes entrenan por la mañana a menudo experimentan una mayor adherencia a sus rutinas de ejercicios. Al hacer ejercicio antes de que comiencen las responsabilidades del día, es menos probable que surjan distracciones o excusas para saltarse el entrenamiento.
Entrenamiento por la tarde: Preparado para el rendimiento
Si eres de los que se decantan por mover el cuerpo después de una larga jornada laboral, decirte que también tiene beneficios y Efthalia nos cuenta los principales.
“Descargar el estrés del día y desconectar, hay un mayor rendimiento físico, porque el consumo de oxígeno es menor, y por lo tanto tenemos más fuerza y resistencia, y por último, la temperatura corporal es algo más elevada provocando que el cuerpo queme más calorías”.
No obstante, entrenar por la tarde también puede presentar desafíos. Las responsabilidades laborales y sociales pueden interferir con el horario de entrenamiento previsto, lo que puede llevar a una menor adherencia a la rutina. Además, algunas personas pueden sentirse cansadas después de un día agotador, lo que podría afectar la calidad del entrenamiento.
Conclusión: Escucha a tu cuerpo y adapta tu rutina
“Como hemos podido ver ambos momentos del día tienen sus ventajas e inconvenientes. Aunque realmente la mejor hora siempre será la que te permita conseguir una rutina” concluye Efthalia.
La clave está en escuchar a tu cuerpo y adaptar tu entrenamiento a tus obligaciones y horarios. Encuentra una rutina que te motive y te guste para poder alcanzar tus metas de bienestar. ¡Disfruta del camino hacia una vida más saludable!