High Intensity Interval Training, son las siglas en inglés de HIIT o, lo que es lo mismo, entrenamiento con intervalos de alta intensidad. Una disciplina que cada vez tiene más presencia en gimnasios y en la preparación deportiva de élite por la gran cantidad de beneficios que supone su práctica.
¿Alguna vez has pensado que no tienes tiempo para ir al gimnasio o hacer deporte? ¿Tampoco consigues resultados visibles con todo lo que entrenas? Tu solución podría estar en practicar sesiones HIIT. Un modelo de entrenamiento cada vez más popularizado ante la falta de tiempo y la búsqueda de resultados rápidos. Porque las prácticas en las que predominan estas sesiones se caracterizan precisamente por esto: ser cortas y eficaces, pudiendo ver resultados en poco tiempo con tan solo dos o tres sesiones a la semana.
¿Qué es un entrenamiento HIIT?
Sesiones de alta intensidad, ejercicios que fomentan la potencia cardiaca y respiratoria, en intervalos cortos. Es decir, para ser HIIT, una sesión debe durar alrededor de media hora (nunca más de 60 minutos) y alternar ejercicios cortos, alrededor de dos minutos, con una intensidad alta con otros con los que se bajan pulsaciones pero nunca parando, es lo que se llama descanso activo.
Con sesiones de 47 minutos de duración divididas en ocho rounds de dos minutos, que se intercalan con otros ocho ejercicios funcionales, el fitboxing es uno de los grandes exponentes del entrenamiento HIIT.
Esto fomenta que la capacidad pulmonar de una persona se incremente considerablemente, obligando al organismo a trabajar siempre a un ritmo respiratorio mucho más alto de lo normal. Hacemos que el cuerpo se adapte a estos cambios de ritmo aumentando la quema de calorías.
Características de un entrenamiento HIIT
Como decíamos, todo entrenamiento HIIT debe ser corto e intenso. Esto quiere decir que prácticamente cualquier deporte puede tener su modalidad HIIT siempre que se aplique adecuadamente. En bicicleta, corriendo, con pesas o nadando, las sesiones deben alternar momentos de alta exigencia con otros de descanso activo.
Esto provoca que sea muy frecuente su adaptación entre deportistas de élite, que buscan llegar a un mayor esfuerzo en un momento concreto de su actividad, pero también en personas que quieren obtener resultados a corto plazo. Así, en este punto destaca el fitboxing, uno de los deportes que más de moda se ha puesto en los últimos años y donde predomina estas sesiones HIIT.
El fitboxing, el HIIT del momento
Con sesiones de 47 minutos de duración divididas en ocho rounds de dos minutos, que se intercalan con otros ocho ejercicios funcionales, el fitboxing es uno de los grandes exponentes del entrenamiento HIIT. Boxeo sin contacto, como popularmente se conoce, donde la música acompaña a estos ejercicios para activar aún más el ritmo del organismo frente al saco.
De esta forma se pueden quemar hasta 1.000 calorías en una sesión de fitboxing, consiguiendo resultados visibles a corto plazo qué tan atractivo hacen este tipo de entrenamiento. Un deporte en auge por este concepto de sesiones breves, menos de una hora, que no implican las tan alargadas visitas al gimnasio, carreras de largo recorrido o grandes etapas de ciclismo.
Beneficios del entrenamiento HIIT
Con todo esto se puede reafirmar que uno de los grandes beneficios de un entrenamiento HIIT es la mejora del sistema cardiovascular. Por esta capacidad sobre el sistema respiratorio, está comprobado que un buen entrenamiento de alta intensidad mejora a corto plazo la capacidad pulmonar de sus practicantes.
Esto repercute en la salud de los deportistas y todo amante de la actividad física, siendo así un tipo de entrenamiento idóneo para todos los que buscan objetivos rápidos aunque siempre de la mano de una buena alimentación y unos hábitos de vida saludables.
¿Ayuda el HIIT a prevenir el cáncer?
Beneficios saludables que cobran más importancia a la hora de prevenir el cáncer. Así lo certifica la Universidad de Tel Aviv, en un estudio publicado en la revista Cáncer Research, donde manifiesta que las actividades deportivas de alta intensidad ayudan a reducir en un 72% el riesgo de padecer cáncer metastásico. Esto se debe a que los órganos que metabolizan la glucosa se adaptan a una actividad alta, debido a los entrenamientos HIIT, consumiendo más energía y azúcar que es fundamental para el desarrollo de la metástasis.
“El ejercicio cambia todo el cuerpo, por lo que el cáncer no se puede propagar y el tumor primario también reduce su tamaño”, señala Carmit Levy, uno de los directores del estudio, para certificar que es al examinar las células de los pulmones o los hígados, donde se produce la metástasis, que estas aumentan la ingesta de glucosa durante la actividad aeróbica de alta intensidad. Por lo tanto, “si se desarrolla el cáncer, la feroz competencia por la glucosa reduce la disponibilidad de energía, que es crítica para la metástasis. Además, cuando una persona hace ejercicio regularmente, esta condición se vuelve permanente, ya que los tejidos de los órganos internos cambian y se vuelven similares al tejido muscular”.
